Es evidente que nos encontramos en un entorno de rápida evolución, con introducción constante de tecnologías disruptivas y una digitalización acelerada, acompañada frecuentemente de una guerra por el talento. ¿Está nuestra compañía organizada adecuadamente para hacerle frente a esta situación?

La organización «tradicional» dominante, diseñada principalmente para la estabilidad, es una estructura jerárquica, estática, organizada en silos, donde los objetivos y los derechos de toma de decisiones se transmiten desde la cima de la jerarquía, que es donde se encuentran los órganos de gobierno más poderosos (el equipo de altos mandos y de directivos). Funciona sobre la base de la planificación lineal y el control. La estructura básica es sólida, pero a menudo rígida y lenta.

En cambio, una organización «ágil» se construye sobre un diseño que la hace estar preparada tanto para situaciones de estabilidad como de alto dinamismo:

  • es una red de equipos en una cultura centrada en las personas,
  • que funciona en ciclos rápidos de aprendizaje y toma de decisiones facilitados por la tecnología,
  • donde el principio-guía es un fuerte propósito compartido para crear valor junto a todas sus partes interesadas.

En este modelo operativo es posible reconfigurar estrategias, estructuras, procesos, personas y tecnologías con rapidez y eficiencia.

Una organización «ágil» es capaz de aportar velocidad y adaptabilidad a la estabilidad, permitiendo crear ventajas competitivas en esas condiciones ahora cada vez mas frecuentes en el mundo que nos rodea volátiles, inciertas, complejas y ambiguas.

Es aquí donde la organización «ágil» empieza a perfilarse como el nuevo paradigma organizacional dominante:

  • con una gestión flexible de los recursos,
  • capaz de responder de forma rápida a cualquier cambio que beneficie el crecimiento del negocio,
  • donde se prioriza poner foco en actuar frente a ocupar una caja o tener una determinada línea de dependencia en un organigrama, y
  • donde los equipos de trabajo se construyen en torno a áreas de competencia completa y sin responsabilidad compartida o dependiente de otras.

Un último apunte: la transformación a un modelo operativo ágil debe ser a la vez exhaustiva e iterativa. Exhaustiva en el sentido de incluir la estrategia, la estructura, las personas, los procesos y la tecnología. Iterativa porque no todos sus elementos pueden ser planificados de antemano.

 

ALBERTO ARIZA LASARTE

 

Responsable de Transformación Digital de Strategyco

 

aariza@strategyco.eswww.strategyco.es